LEVÍ Y Y SU TELONIO.
Mientras Jesús recorría
Los pueblos y las aldeas
De Judeá y Galilea
Llevando la gran noticia
Que llegó
Que les enviaba el Señor,
Un día acertó a pasar
Muy cerca a cierto lugar
Donde había un publicano
que cobraba los impuestos
a favor de los romanos,
muy embebido en su puesto…
Jesús se acercó sin más
Y le dijo: “ Ven Conmigo ¡”
Le llamaría Tomás
Siendo su Apóstol y amigo…
Los añejos fariseos
Aferrados con pasión
Y envenenados deseos
A la vieja tradición
Miraban con mucho enojo
A Jesús por su amistad
Con esa clase de gente
Y por eso que su mente
Llena de negra maldad
Reprobaba esa actitud
Y odiaban mucho a Jesús…
Pero como Aquel veía
De cada uno la esencia
Y no sólo la apariencia
Sin aprensión escogía
A quien su sabiduría
Hallaba buen elemento
Por eso en ese momento
Elegía a un publicano
Para ser su pregonero
Apóstol y misionero…
Aquel mentado Leví ,
El odiado publicano,
Abandonó su telonio
Y dejó atrás su pasado
Para dar su testimonio
Reconociendo al Mesías
Y en su vida seguiría
Sus divinas enseñanzas
Y a través de sus andanzas
Predicó a su Salvador
Y de su resurrección
Sería otro fiel testigo
Como todos sus amigos
Elegidos por Jesús
Y dejado su telonio
Sellaría el testimonio
Con su propia sangre y vida…
Pero antes tropezaría
Con una gran tentación
Y profunda desazón
Por su muerte en una Cruz
Que tiraba por los suelos
El reinado de Jesús
Antes de subir al Cielo.
Como lo había anunciado,
Jesús ya resucitado
Se apareció a sus amigos
Y todos fueron testigos
De que cumplió su promesa
Aunque una inmensa sorpresa
Se llevaron todos juntos
Al ver a Jesús con vida
Pensando que era un fantasma.
Jesús les llama a la calma
Diciendo : “Paz a vosotros”…
“ ¿Tenéis algo de comida?
Tras ver su Divino Rostro
Henchidos fueron de gozo
Ante episodio tan bello…
Tomás no estaba con ellos...
Cuando llegó a reunión,
“! Hemos visto al Salvador ¡”
Dijeron entusiasmados…
Pero Tomás desconfiado
replicó, : “Mientras no vea
la llaga de su costado
y meta en ella mi mano,
seguro, no creeré! “...
después de hacer tal alarde
antes que acabe la tarde,
se hace presente Jesús
que había muerto en
“¿ Querías verme Tomás?
Aquí estoy!-Mete tu mano
En la llaga del costado.
Por favor no dudes más! “
Tomás cae anonadado
A los pies del Salvador:
“ Oh Señor mío y Dios mío!”…
“Tu porque has visto has creído!
Felices los que creyeron sin ver!”
Y Tomás, con esa duda
Nos sirvió de mucha ayuda
Para afianzar nuestra fe.
ORIGINAL
P. RENATO ALVAREZ LIZAMA.
MISIONERO REDENTORISTA.
CONVENTO SAN ALFONSO.
CAUQUENES- 9 DE DICIEMBRE 2008.
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