DELICADEZA ENTRE ESPINAS…
Caminando a la vera del desierto,
Sobre arena quemada por el sol,
Me llamó fuertemente la atención
Un espinudo cactus muy enhiesto,
Coronado de flores primorosas…
Al contemplar la planta no amigable,
Es difícil pensar que de su entraña
Pueda brotar la flor más admirable
Pareciendo lo menos muy extraña,
Una muy delicada y tan hermosa.
Sus pétalos de esencia nacarada,
Con visos de alborada matutina
Y pinceladas de amatista fina
Que atraen del artista la mirada
Admirando su garbo y donosura…
Al mirarla me puse a meditar:
Tras apariencia un tanto repulsiva
Cuantas veces hallamos almas vivas
Que nos ofrecen y nos pueden dar
Dones preciosos como la natura…
Hubo un santo que como pordiosero
Servía a su Señor en gran pobreza,
Pero su corazón era sincero
Y no se avergonzaba en su bajeza,
Porque su alma era ferviente y pura.
A veces un desierto pedregoso
Que muestra una aridez que no da gozo,
Al sentir la caricia de la lluvia
Despierta ávidamente allí la vida
En forma de una alfombra muy florida…
La lección es muy clara y transparente:
No hay que fijarse en la apariencia ajena…
A lo mejor tras la fachada buena,
Se encierra una maldad inconsecuente
O al revés hay bondad que no se ve.
No sientas repulsión ante una planta
Que muestra espinas para su defensa
Y las usa sólo cuando hay una ofensa,
Mas después gozaremos de belleza tanta
Al contemplar su delicada flor…
POEMA ORIGINAL.
PADRE RENATO ALVARTEZ LIZAMA,
MISIONERO REDENTORISTA.
CONVENTO SAN ALFONSO.
CAUQUENES-CHILE.
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