EL CAMINITO DE LISIEUX…
Caminando por la tierra,
encontramos mil caminos,
unos anchos y cercados de flores
estrechos otros y llenos de espinos…
Jesús mismo, el Divino Nazareno,
Nos dice que la vía que nos lleva a la Vida,
Es estrecha y colmado de abrojos…
Y son pocos los que siguen esa vía…
En el siglo antepasado,
Nació una flor perfumada
En la antigua Normandía,
En un pequeño poblado,
Y en una hermosa familia.
Teresa Martin, llamada,
Hija de Luis y de Celia.
Habiendo recibido en su infancia
Hermosas lecciones de una vida santa,
Sintió pronto nacer su vocación.
De seguir el camino del Señor…
Teniendo apenas quince años
Su padre la lleva a Roma
Y en una audiencia papal
Con el Papa León XIII,
Pide cual gracia especial
Poder entrar a esa edad
A la Orden Carmelitana…
El Papa le dice dulcemente:
“¡Hija mía, si Dios así lo quiere
Sin duda que entrarás en el Carmelo!”…
Como dijo el Santo Padre, sucedió en realidad…
Fue admitida a esa edad en el Carmelo…
Su vida en el monasterio
No lo fue de rosas perfumadas,
Sino de muchas espinas y pruebas,
Llevando a sus espaldas una pesada cruz,
En seguimiento de la que llevó Jesús…
Pero ella se refugió en su “caminito”
Camino de sencillez y humildad
Y de abandono total en las manos de Dios…
Plasmó en su diario de vida,
En la historia de un alma.
Las experiencias de su corta vida,
Enseñando a todos el “caminito” del abandono,
Y de la entrega total en las manos de Dios.
Entregó su alma al Padre Celestial
A la temprana edad de 24 años,
No sin antes prometer
que pasaría su cielo dejando caer sobre la tierra
una lluvia de rosas
que muy pronto comenzaron
a exhalar su suave olor.
Aún antes de que fuera exaltada a los altares,
Poco después que falleciera, en Paris
Había un viuda con cuatro pequeñuelos
que de pronto perdió su empleo
y por más que rogó a su empleador,
aduciendo su precaria situación,
no consiguió que aquel echara pie atrás,
y estaba rumiando su pena
sin ninguna esperanza de solución,
cuando, inesperadamente
recibe un llamado de su patrón
quien le dice que vuelva al trabajo…
La viuda, emocionada por la noticia,
Le pregunta: que le hizo cambiar de opinión,
Él le contesta escuetamente
:”Durante varios días está viniendo una monja
A rogarme que la vuelva a contratar…
Y para que me deje tranquilo tuve que prometerle
Que le devolvería su trabajo…”
La viuda muy agradecída
Y no creyendo haber conocido
A ninguna monja en particular,
De pronto recuerda que en su billetera
Llevaba una fotografía de sor Teresita,
Fallecida hacía muy poco tiempo,
En “olor de santidad”
E impulsivamente busca su billetera
Y de ella extrae la foto de sor Teresita
Y se la muestra a su patrón diciéndole:
“por si acaso, ¿no será ésta?”
-“Justamente, esa misma monja!”
Desde luego que desde ese mismo instante
La viuda fue una gran devota
De la que pronto sería:
SANTA TERESITA DEL NIÑO JESÚS…
SEMBLANZA ORIGINAL.
P. RENATO ALVAREZ LIZAMA.
MISIONERO REDENTORISTA.
CONVENTO SAN ALFONSO.
CAUQUENES-CHILE.
1 DE OCTUBRE DEL 2007.
EN EL DÍA DE SANTA TERESITA DEL NIÑO JESÚS.